Crítica de la serie "CHICAGO P.D."
- Chema García
- 31 mar
- 7 Min. de lectura

¡¡ATENCIÓN SPOILER!!
Llevaba mucho tiempo esperando la ocasión para publicar esta crítica sobre la serie de TV. “CHICAGO P.D.” ya que, como muchos saben, es mi producción favorita en referencia de género policiaco.
Para los que no la conozcan, Chicago PD. es una serie que forma parte del universo de Chicago creado por Dick Wolf. En esta ocasión, participando también Matt Olmstead en su producción. La serie se centra en la Unidad de Inteligencia del Departamento de Policía de Chicago, y está impregnada de un estilo dramático, enfocado en la acción y en los dilemas morales de los policías. La serie combina una narrativa de procedimientos con un enfoque en la representación de historias emocionantes que abordan temas como la corrupción, el abuso de poder y la ética, lo que le da una dimensión más profunda que al resto de producciones en este género, resultando atractivo para aquellos que buscan una serie más emocional e intensa.
Una excelente combinación entre drama personal de los agentes, tramas de los casos y trabajo táctico policial (técnicas orientadas a cámara).
Vamos a conocer su esencia porque no tiene desperdicio:
La serie, que actualmente consta de 12 temporadas, comenzó en 2014. Su temática atrevida y libre (permitió al espectador sacar sus propias conclusiones morales), convirtiéndola en un éxito, contando con un reparto muy acertado y diverso (etnias, edades, fisionomías y personalidades), ofreciendo mucho juego en historias dramáticas. En él encontramos a policías de la unidad de inteligencia y a policías de patrulla, podemos ver sus diferencias y como al final del día, todos son policías, transmitiendo sentimiento de camaradería real.
El elenco de actores se preparó para sus interpretaciones de policías con cultura básica, manejo avanzado de armas de fuego y conducción evasiva. Su vestuario siempre pertenece a la estación de invierno, que es cuando se rueda, dándole un toqué original en escenarios nevados.
A esta unidad de policías la lidera el personaje de mayor peso, que recae en el sargento Hank Voight (Jason Beghe), ya que, es el jefe de la unidad. Un personaje de conducta impredecible y con un turbio pasado.
El guion, enfoque y los personajes tenían el éxito asegurado para mucho tiempo, pero pronto comenzaron los primeros tropiezos en el camino… Entre ellos, la salida de uno de los personajes más potentes, Erin Lindsay (Sophia Bush). Erin, era uno de los personajes que le daban forma a la serie, cumplía con el “perfil”, la capacidad para retener al espectador y una historia muy bien construida. Dejó la serie por “un ambiente de trabajo conflictivo”. Una pena, porque ella aportaba profundidad y fue una perdida que marcó el trasfondo de la serie.
Las primeras temporadas contaban historias humanas muy bien construidas, dando vida a otros personajes extraordinarios como Nadia (Stella Maeve), la confidente de Erin, o más adelante, Anna (Carmela Zumbado), la confidente de Hank. Interpretación magnifica de estos personajes imprescindibles para el motor de la historia.
En la 4º temporada nos llega por sorpresa la detective Hailey Upton (Tracy Spiridakos), un “perfil” con gran acogida por los fans, demostrando que encaja perfectamente su personaje en la serie. Gran actriz que está a la altura de Sophia Bush.
En las siguientes temporadas se mantenían cuidados los pequeños detalles y se basaban en casos interesantes, pero en las relaciones de los personajes se decidió jugar con demasiadas conexiones románticas entre ellos, sobrecargando y ensuciando el enfoque sentimental.
En las temporadas 5º y 6º nos encontramos con los siguientes traspiés:
La pérdida de Albin Olinsky (Elías Koteas), otro pilar del elenco, era un personaje más veterano, su existencia cubría un campo vital de espectadores que se identificaban con su veteranía y su modo de vida, se le podía haber sacado mucho juego.
La salida de la serie de Antonio Dawson (Jon Seda), Jon Seda, boxeador amateur con 21 victorias y 1 derrota, decidió cambiar de rumbo hacia el mundo de la actuación, demostrando que no se le da nada mal. En la serie, dio vida a un personaje con carácter y con una historia consolidada que ofrecía muchas posibilidades. No está claro el motivo de su marcha de la serie. Su final no fue bien manejado, dándole un adiós indigno a su personaje que, por cierto, era mi preferido.
"Desafortunadas decisiones en el equipo creativo al poner fin a estos personajes les costaría bajar puntos de audiencia".
Llegamos a la temporada 7º, en la que se incorpora el personaje de Vanessa Rojas (Lisseth Chávez), la actriz llegaba con energía y dispuesta, pero su historia era extremadamente forzada, sin creatividad, y eso hundió a su personaje hasta que lo retiraron escuchando ya tarde a los fans de la serie. El personaje podría haber funcionado si se hubieran esforzado en crearle una buena historia.
Otro fracaso del equipo creativo, y no será el último….
Controversia en la 8º temporada… 2.020 llega el caso George Floyd. (contexto: un policía detiene a un ciudadano afroamericano, le aplica incorrectamente una técnica de inmovilización y el detenido muere). Esta muerte fue "la gallina de los huevos de oro" para determinada ideología política que consiguió convertir en millonarios a sus líderes, que concluyen que la causa de la muerte se debió al racismo de la policía, varias asociaciones se unen y deciden declarar enemigo a la institución policial. Revueltas, protestas y discursos de odio abarcan el territorio internacional. Como resultado: varios policías arrodillados pidiendo perdón por ser blancos, algunas marcas de juguetes se niegan a fabricar sets en los que aparezcan policías, y lógicamente, la ficción no se escapa de esa garra política que pone en el punto de mira a la ficción policiaca, alegando que su contenido puede ser ofensivo para ciertos colectivos. A partir de ese momento, deben incorporar un discurso ideológico afín si no quieren la cancelación. Por ese motivo, tanto la NBC como Dick Wof se rindieron a esta temática y la octava temporada sirvió como un anuncio de Black Lives Matter, contaminando la serie y cambiando su rumbo hasta la actualidad. La oposición a ese nuevo enfoque obligó a Matt Olmstead a abandonar la serie que había producido. Además del despido de uno de los guionistas.
Pasamos a la triste temporada 10º…. Nos deja Jay Halstead (Jesse lee Soffer), un personaje muy querido por la audiencia. Está claro que Jesse estaba hecho para su personaje y ambos fluyeron como uno solo. Su personaje era potente y bien marcado, cubriendo un enfoque de figura moral que enfrentaba a las de otros personajes. Jesse, supuestamente, dejo la serie para explorar otros perfiles, pero, sinceramente, tomándome la libertad de especular sobre ello, dudo que ese fuese el motivo real.
En esta misma temporada se incorpora el personaje Dante Torres (Benjamín Aguilar), un peculiar personaje que, al igual que Rojas, comparte su mismo “perfil”, pero en esta ocasión, el equipo creativo aprendió de su anterior error y rápidamente mostraron su pasado dramático para que el espectador comenzara a solidarizarse con el personaje. Dante tiene un exclusivo estilo; vestir siempre una camiseta o jersey de color blanco, es peculiar… porque esto nos dice que ese personaje podría tener fuerte simbolismo personal o padecer trastorno obsesivo compulsivo TOC, que se determina además por la necesidad de perfección de su personaje, de la rigidez en mostrar su valía y control del entorno.
Temporada 11º otro traspiés dejando escapar a Hailey Upton (Tracy Spiridakos), y este tiene pinta de ser la estocada final ya que, es otro de los personajes con los que se identificaba gran parte de la audiencia y afecta a la dinámica del elenco que ha dejado de interesar a estos espectadores. Los guionistas permitieron que Hailey dependiese demasiado de Jay, y al faltar este, su personaje quedo cojo en su arco clave, ya que, el vínculo con el personaje de Jay era su contraparte.
Varias salidas importantes han impactado en la serie y mantenían una relación tan cercana que también afecto personalmente al equipo.
Temporada 12º se incorpora Kiana Cook (Taya Turner), Claramente no cubre el hueco de Hailey. Aunque su historia es bastante buena, Taya no tiene idea del manejo de armas y eso hace que desentone mucho con respecto a sus compañeros en las escenas tácticas. Su “perfil” no es el esperado, pero no está mal.
Por tanto, tenemos una serie increíble, pero que ha disminuido su calidad con el tiempo debido a las decisiones creativas que no ha tenido en cuenta la opinión de los fans.
Es una producción que equilibra el espectáculo con el realismo, pero el espectáculo siempre gana (es lo correcto). Buena descripción de la ciencia policial y sus detalles.
Se echan de menos más figuración en las intervenciones de riesgo que tienen que efectuar los personajes.
Los planos y ritmo de la acción son perfectos.
Las salidas de personajes clave que han alterado la dinámica de la serie e influido en la percepción del espectador, que junto a la corrección política de Dick Wolf ha cambiado la narrativa de la serie, se ha vuelto predecible, Se ha perdido parte de su identidad.
La asesoría táctica es impecable, gracias a Brian Luce, que es tactical advisor y productor asociado de la serie, no solo aporta un gran asesoramiento apropiado, además, contribuye al buen ambiente, cariño y unión del equipo.
El nivel táctico de los actores es impresionante... ver a las actrices Marina y Tracy realizando trabajos tácticos en binomio es totalmente asombroso.
En las últimas temporadas la falta de diversidad en la representación de los villanos en Chicago P.D. es claramente discriminatoria. En temporadas anteriores había antagonistas de diferentes etnias y ahora hay un predominio de ciertos grupos sobre otros, siendo blancos o latinos todos sus villanos. Hasta el punto de que se vuelve totalmente predecible cuando en uno de los últimos capítulos, la Unidad de Inteligencia detiene a un sospechoso de asesinato, pero el personaje es negro, como espectador, ya se prevé que no será el criminal final, o, que tendrá una justificación moral. Ha pasado de ser una serie que deja al espectador pensar y sacar sus conclusiones a no dejar pensar.
Existe un sesgo racial y eso repercute en falta de realismo, ya que si se ajusta a la criminalidad real de Chicago; con los datos disponibles, antes de comenzar a ocultarse estas reseñas (en 2011), el 70,5% de los homicidios eran autores afroamericanos, 20,3% hispanos y 3,5% blancos. Aceptar la realidad no es racismo.
Si bien, si se considera sensible esta representación, podrían representar en igual proporción a sus villanos según etnia, un tercio negros, otro tercio hispanos y otro tercio blancos, equilibrando ese perfil criminal del que nadie quiere responsabilizarse.
La audiencia ha hablado con una caída del 12% en la última temporada, y dice que quiere el Chicago PD original, si no se le hace caso, la serie está sentenciada.
https://academia-lab.com/enciclopedia/raza-y-crimen-en-los-estados-unidos/-
https://youtu.be/K4R2JVsgxac?si=S_rk2ZzUU2j20Kfg201702150102_noticia.html
https://www.neilsberg.com/insights/chicago-il-population-by-race/
https://www.abc.es/play/series/noticias/abci-chicago-pd-calle13--
https://search.app/HLkuwaZ5SGLEF2FW9
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